Guayaquil enfrenta una paralización inédita de programas y servicios municipales tras las suspensiones dispuestas por el Servicio Nacional de Contratación Pública (SERCOP). Estas detenciones, calificadas como carentes de sustento técnico, han interrumpido actividades que miles de ciudadanos utilizan a diario, desde el acceso a información pública hasta proyectos de deporte, cultura, educación y prevención de riesgos.

Aunque el Municipio asegura haber cumplido con los requisitos técnicos y legales, los procesos permanecen detenidos y el impacto recae directamente sobre la comunidad. Entre los contratos paralizados figura el del Registro de la Propiedad, valorado en USD 189.000, destinado a publicidad y gestión digital para reducir la desinformación en trámites.

La Fundación Terminal Terrestre mantiene suspendido un contrato de USD 9.150 para campañas radiales de seguridad, mientras que la Autoridad de Tránsito y Movilidad (ATM) no puede ejecutar dos campañas televisivas en Teleamazonas y Ecuavisa, por USD 15.000 y USD 25.004, enfocadas en educación vial y valores institucionales.

En el ámbito deportivo, se encuentra en pausa un plan de masificación de artes marciales por USD 105.020, diseñado para beneficiar a más de 1.150 personas y certificar a 465 con aval del Ministerio del Trabajo. La Autoridad Aeroportuaria, por su parte, no ha podido avanzar con la compra de 263 lonas informativas por USD 33.071, destinadas a comunicar avances de la vía alterna a Chongón y otros proyectos de la zona.

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El Benemérito Cuerpo de Bomberos también ve comprometidas campañas preventivas por USD 14.414 y eventos institucionales por USD 111.702, esenciales para la prevención de incendios y el manejo de pirotecnia. SEGURA EP enfrenta limitaciones en la adquisición de insumos humanitarios y en el monitoreo satelital de amenazas, lo que incrementa la vulnerabilidad de la ciudad ante la temporada invernal.

A ello se suman más de veinte procesos detenidos en áreas como Patrimonio Cultural, Comunicación Social, Emapag EP y Circular EP, que incluyen el Festival de Artes al Aire Libre (FAAL), homenajes al pasillo ecuatoriano y talleres sobre uso responsable del agua.

El resultado es claro: se interrumpen servicios, se reduce el acceso a información pública y se detienen programas que sostienen la vida comunitaria. El impacto no recae en la administración municipal, sino en los habitantes de Guayaquil, quienes demandan respeto, claridad y celeridad en la reactivación de los procesos.

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